La narrativa de Conti, premiada, traducida y reeditada, es un clásico, igual que su influencia en el campo literario argentino y latinoamericano. Pero sus escritos publicados en diarios y revistas de toda índole forman una obra paralela. En ellos insinúa su apego a los pequeños héroes anónimos, su interés por el cine, su lealtad a la revolución cubana y a las víctimas de Trelew, el ímpetu por los viajes y la nostalgia por Chacabuco, su pago. Al prologar este libro, Juan Duizeide señala: “En el fragor de los cierres, el periodismo aprende a ser lucha contra el tiempo. Eso era escribir para Conti”. En prensa (1955-1976), con varios artículos nunca compilados, repone las pasiones y compromisos de uno de los mayores escritores argentinos del siglo XX.